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La envidia se origina en la comparación constante que hacemos con los demás. Vivimos en una sociedad que promueve la competencia y el logro individual, lo cual puede generar una sensación de insuficiencia en aquellos que sienten que no están alcanzando los mismos niveles de éxito que otros. Esta sensación de falta y deseo de tener lo que no tenemos puede llevarnos a sentir envidia.
La envidia puede manifestarse de diferentes maneras. Algunas personas pueden experimentarla de forma pasiva, admirando en secreto a aquellos que tienen lo que ellos anhelan. Otros pueden sentir envidia de manera más abierta y expresar sentimientos de resentimiento o incluso actuar de manera hostil hacia aquellos a quienes envidian. En cualquiera de sus formas, la envidia puede generar un profundo malestar emocional y dañar tanto a quien la siente como a quienes la rodean.
La expresión popular “dor de codo” se utiliza para indicar que alguien siente envidia o celos de otra persona porque ha perdido algo o alguien a manos de esa persona.
Para la Iglesia Católica, la envidia es uno de los siete pecados mortales, y se predica la virtud de la caridad y el amor al prójimo como contraparte de la envidia.
Algunos objetos se utilizan como amuletos o talismanes contra la envidia y el mal de ojo, entre ellos, el ojo griego, el pie de conejo, la higa, la herradura, etc. Se cree que pueden traer suerte y proteger a las personas de cualquier energía negativa dirigida por la envidia y el mal de ojo.
Oración de San Benito contra la envidia
“Glorioso San Benito, fervoroso y ejemplar abad, mi gran santo protector y de todos aquellos que te suplican. Te pido que alejes de mí cualquier influencia maligna y maldiciones de mis antepasados, de mis enemigos y de personas malintencionadas.
Intercede ante Dios para aliviar mis sufrimientos y las graves dificultades por las que estoy pasando, o dame coraje para soportarlas. Te suplico que apartes y alejes, por el poderoso intercesión de la cruz, a toda persona mala con sus maldades dirigidas hacia mí y mi familia.
Protégeme de todo enemigo, alejando de mí a los violentos, los mentirosos, los ambiciosos, los egoístas, los traidores y aquellos que promueven la maldad.
Protégeme de la ira, el odio, los celos, el rencor y la difamación. De las peleas, las confusiones, las malas lenguas, las conspiraciones y los vicios.
Te suplico, glorioso San Benito, que me defiendas de los ataques físicos o mentales. Aparta de mi lado a aquellas personas que intentan perjudicarme. Te suplico que los apartes de mi vida cotidiana y de mi trabajo.
Líbrame de las dificultades financieras, de la falta de empleo, de toda desesperanza y especialmente de esta preocupación que tanto me agobia…
(Haz aquí tu petición)
Glorioso San Benito, que luchaste contra el Anticristo, te pido con toda confianza y fervor en tu bondad, que me concedas tu amable intercesión por la salud de mi cuerpo, mente y alma.
Oh glorioso San Benito, refugio ilimitado contra los poderes difamatorios; refugio ilimitado contra las mordeduras; refugio ilimitado contra Satanás…
Protégeme, ampara y defiéndeme de todo mal, especialmente del vicio del alcohol, las drogas y el tabaco. De los malos pensamientos de muerte y destrucción, de los pensamientos maliciosos.
Ayúdame a combatir todas las acciones de Satanás en mi vida y en mi familia, y en definitiva, te suplico que me ayudes a combatir todo aquello que impida la obra de Dios en mi vida.
Ayúdame a confiar cada vez más en el amor de Dios y a alcanzar la perfección en mi vida. Amén”.
Si continúas sintiendo signos de envidia, te recomendamos la Magia del Mago San Benito.